En el anterior artículo compartimos la experiencia de introducir las tarjetas Kudos y la caja de Kudos en una organización:
Los aprendizajes iniciales que nos proporcionó esta herramienta fueron múltiples conforme la extendíamos o añadíamos prácticas complementarias alrededor del mismo nos permitía nuevos aprendizajes.
Cuidado con los Trolls
Cuando extendimos la convocatoria de “Kudos y pastitas” al resto de la oficina, nos encontramos con nuevos aprendizajes.
En la segunda ocasión que nos reunimos toda la oficina, al sacar una de la tarjeta no era una tarjeta de las “oficiales”. Todo lo contrario, era una tarjeta hecha con mala intención, deseando mal futuro a un compañero. Tuvimos la suerte que fue uno de los leads que la extrajo y al ver aquello, arrugó la tarjeta y sacó otra de manera rápida. Descubrimos que puede haber gente que no le guste que el resto de sus compañeros se diviertan o sencillamente, que se opone a los cambios.
Esto no es nuevo, Everett Rogers ya lo enunció en su teoría de la “Difusión de la innovación”. Este modelo también aplica a la extensión de nuevas ideas en la cultura de una organización.
Rogers propone que cuatro elementos principales influyen en la difusión de una nueva idea:
- La innovación en sí misma.
- Los canales de comunicación.
- El tiempo.
- Un sistema social.
Este proceso se basa en gran medida en el capital humano. La innovación debe ser ampliamente adoptada para auto sostenerse. Dentro de la tasa de adopción, hay un punto en el que una innovación alcanza una masa crítica.
Las categorías de adoptadores son innovadores, adoptadores tempranos, mayoría temprana, mayoría tardía y rezagados.
Aprendimos que había rezagados en nuestra organización, pese a su ADN innovador. Hay gente que le cuesta más adoptar las innovaciones e incluso renegaran de ello hasta los últimos días. Hemos de ser conscientes que en cualquier innovación por muy positiva que sea no gustará a todo el mundo.
Kudo Wall
En la oficina trabajábamos con proyectos internacionales y éramos equipos en varias demarcaciones geográficas de Europa, de manera que no siempre era posible asistir a la ceremonia de los Kudos. El no poder asistir se vivía como un hecho no positivo, realmente había calado y estaba funcionando muy bien.
Hubo un par de personas que nos sugirieron modificarlo de manera que no se penalizara a los que viajaban más. La solución fue crear un muro de Kudos.
El funcionamiento era parecido, cuando alguien quería agradecer a un compañero, escribía una tarjeta Kudo. Esta vez, en lugar de insertarla en la caja, se colgaba en un tablero en la zona del comedor de la oficina.
Este cambio supuso un paso para atrás para nuestra organización (referente a esta herramienta). El índice de participación cayó en picado. El hecho de tener que mirar en un panel si había alguna tarjeta para uno mismo se percibía como una perdida de tiempo. Aunque el ambiente en la oficina no se vio afectado la gente quería seguir reuniéndose para leer los Kudos. Probamos un hibrido, hacer “kudos y pastitas” en frente del muro e ir cogiendo tarjetas y leerlas en voz alta. El feedback que obtuvimos era que con la caja había el factor sorpresa. Finalmente, volvimos a la caja de Kudos.
Iterar, aprender y si es necesario volver al punto anterior.
Pequeñas recompensas con Kudos
Conforme se asentaba la celebración del evento de “pastitas y Kudos” decidimos añadir una pequeña recompensa que se daría a uno de los receptores de un Kudo durante la ceremonia.
Así que, en la siguiente edición, compramos una tarjeta regalo de 50€. Sin anunciarlo previamente a nadie, cuando uno de los asistentes extrajo la última tarjeta de la caja de Kudos, se anunció que el primer Kudo extraído se llevaba un premio sorpresa.
Esta práctica añadida se repetía de manera “aleatoria”, no todos los meses había tarjeta regalo y a veces había 2 seguidas.
La inclusión de las tarjetas regalo mejoró el ambiente festivo de la celebración y en ningún caso pasó a ser la motivación para generar más tarjetas Kudo.
Es muy importante escoger una recompensa cuyo valor sea suficientemente pequeño para que no se convierta en la motivación principal y que haga feliz al afortunado receptor.
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