Aunque hoy es difícil encontrar una empresa que no tenga como misión “ser más ágil”, es complicado poner una fecha y un lugar a su origen ya que el movimiento ágil tiene un largo recorrido. El manifiesto Agile para el desarrollo de software se publicó en 2001, pero, no fue hasta 2008, cuando estos modelos de trabajo empezaron a tomar fuerza, con empresas como Spotify y su modelo de cultura corporativa (y sus tribes, chapters, etc.)
También fue en el 2010 cuando vieron la luz dos libros acerca del liderazgo. Jurgen Appelo publicó su Management 3.0 y Liz Wiseman hizo lo propio con Multipliers.
Management 3.0 y los nuevos modelos de gestión
Para muchos, la interpretación de liderazgo de Management 3.0 es hoy considerado el presente y el futuro de la gestión, pero ¿qué hace que sea tan exitoso?
Jurgen Appelo, comparte en Management 3.0 uno de los principios fundamentales de la cultura ágil: la horizontalidad para el desarrollo de las relaciones en una organización.
Al reducir el peso de la comunicación jerárquica vertical, la responsabilidad de la gestión pasa a los equipos que, hasta el momento, solo se veían identificados con la ejecución. Este cambio implica que las personas deben tener un nivel alto de motivación y empoderamiento.
Y el rol del líder pasa a otro nivel. Ya no estará dando instrucciones, sino lanzando retos a los equipos, que son quienes deben marcar sus propias pautas de trabajo. Además, adquiere un papel de coach, ayudando a los equipos en esa búsqueda de la motivación a través, principalmente, de factores intrínsecos.
El Management 3.0, está basado en prácticas y herramientas de máxima utilidad que permiten su adopción de forma sistémica. Es un guía que permite poner en marcha un cambio y no sólo un framework.
Cultura multiplicadora
El mayor reto que se han encontrado la cultura ágil y los modelos de liderazgo como el Management 3.0 a lo largo de la década de 2010 es la llegada de los contextos VUCA o BANI, y la necesidad de que el talento de las organizaciones esté gestionado para dar realmente lo mejor de sí mismo.
Afortunadamente, la cultura multiplicadora da respuesta a estas situaciones. Se centra en instaurar nuevas formas de hacer, de pensar y de relacionarse desde los líderes hacia los equipos y entre las propias personas que conforman los equipos.
Las herramientas de esta práctica se basan en el reconocimiento de comportamientos – familiares para todos– que se clasifican en multiplicadores y disminuidores.
Líder multiplicador
Creador de debates
Involucra al equipo para que aporten su opinión y argumentos y se llegue a una conclusión común.
Imán de talento
Atrae el talento, y a la vez es generoso a la hora de “desprenderse” de colaboradores para que sigan creciendo profesionalmente.
Liberador
Es capaz de hacer que su equipo trabaje con libertad para hacer, decir o equivocarse y aprender del error.
Inversor
Dedica tiempo a sus colaboradores, delega y les otorga ownership y acountability.
Retador
Expone a sus colaboradores a retos desafiantes, cree en ellos y les lleva a su máximo desarrollo.
Líder disminuidor
El que impone el ritmo
Los demás se convierten en
espectadores y se rinden cuando
no pueden seguir el ritmo.
El optimista
El equipo se pregunta si realmente
el líder aprecia el esfuerzo y
la posibilidad de fallo.
El aporta ideas
Constantemente están generando ideas, pueden agobiar a los más introvertidos y reflexivos y su equipo tiende a dejarse llevar por la “idea del líder”.
El que siempre va un paso por delante
“Ocupan” todo el espacio y provoca que el equipo desconecte su atención pero su equipo no responde a la misma velocidad y no da tiempo a asentar ningún cambio.
El rescatador
Su equipo se vuelve dependiente
y debilita su reputación.
El que responde rápido
Pero su organización no responde
con tanta rapidez porque genera
demasiados cambios.
En la mayor parte de las ocasiones actuamos con la mejor intención, pero ¿cuántas veces, sin querer, caemos en un comportamiento disminuidor que limita o frustra el esfuerzo de los demás?
Los Multiplicadores construyen la inteligencia colectiva de las organizaciones e inspiran a las personas a esforzarse, para alcanzar resultados que superan las expectativas.
El mundo necesita líderes Multiplicadores, especialmente cuando las organizaciones tienen que lograr resultados en tiempos de alta incertidumbre.
La cultura multiplicadora ayuda a desarrollar formas de trabajar y relacionarse que liberan el máximo potencial del talento
Conviértete en un líder multiplicador
En BTS hemos desarrollado nuestra propia investigación sobre cómo afecta esta dicotomía de perfiles.
Los “disminuidores” pueden aprender a ser “multiplicadores”. Hemos acelerado este aprendizaje a través de una vivencia única en primera persona.
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