Hay centenares de técnicas diferentes para ayudar a los alumnos a interiorizar los conceptos en clase y al mismo tiempo hacerlas más interactivas. Una de las que últimamente me ha dado muy buen resultado y he recibido feedback positivo es el uso de tarjetas con preguntas escritas por los mismos alumnos, basándome en la técnica Pass that Card del libro Training from the Back of the Room, de Sharon Bowman.
Esta técnica consiste en pedir a los alumnos que, una vez finalizado un bloque de exposición de teoría, escriban en una tarjeta una pregunta y la respuesta en la parte posterior. Normalmente les pido algo así como “Si ahora hicierais un examen acerca de la teoría que acabamos de explicar, me gustaría que escribierais una pregunta que quizás os podría aparecer en el examen. En la parte posterior de la tarjeta, escribir la respuesta que creéis correcta”. El ejercicio se realiza en parejas, diseñando la pregunta y la respuesta entre ambos.
Hacemos este ejercicio varias veces durante la sesión, de modo que los alumnos van acumulando las tarjetas en su mesa de los diferentes temas tratados.
Al final del día, o del curso, o en algún momento donde la energía está más baja (después de comer, …) pido a los alumnos que intercambien las tarjetas, y que intenten responder a las preguntas que les acaban de facilitar. Es como si sus propios compañeros les hubieran preparado un examen.
Por parejas, intentan responder a las preguntas, y después comparan su respuesta con la respuesta escrita en el dorso. Si ambas coinciden, ¡perfecto! Hemos aprobado, hemos confirmado que estamos asimilando la información (bueno, existe la posibilidad de que ambos grupos estén equivocados…). Si no coinciden, es una oportunidad perfecta para comentar con los autores de la pregunta/respuesta acerca de los motivos por los que creen que es la respuesta adecuada, y abrir una discusión en grupo, o con el formador si es necesario.
Finalmente pregunto si alguien quiere compartir el contenido de alguna de las tarjetas que se ha encontrado para resolver alguna duda, o para destacar alguna cosa interesante, o para reforzar algún concepto.
Los principales beneficios de esta técnica son
- Los alumnos reflexionan y conversan acerca de los contenidos teóricos, utilizando sus propias palabras, su propio lenguaje.
- Deben escoger y sintetizar un concepto para poder plasmarlo en forma de pregunta y respuesta, ayudando así a asimilarlo mejor.
- Se encuentran con preguntas que han realizado compañeros que, como ellos, están aprendiendo e interiorizando los nuevos conocimientos, siendo por tanto preguntas adecuadas a su nivel actual.
- Pueden recibir feedback y compartir visiones y enfoques diferentes en caso que no estén de acuerdo con la respuesta, o les surja alguna duda al respecto.
Recomiendo al 100% esta técnica sencilla para cualquier formador que quiera dinamizar su clase y hacerla más interactiva. No importa la temática del curso, apenas es necesaria preparación previa por parte del formador, no requiere ningún tipo de material especial, ayuda a consolidar conocimientos, recibes feedback acerca de la comprensión de lo que has explicado, es breve y rompe la dinámica tradicional de la formación. ¡Espero que os resulte útil!