Qué es la coherencia cultural y por qué es importante en tu organización

Desde hace unos cuantos años, todas (o casi todas) las empresas se enorgullecen de tener unos valores corporativos. Desde la sostenibilidad, pasando por la honestidad o la innovación, lo cierto es que aunque la idea detrás de los valores empresariales tenga mucho sentido, corremos el riesgo de convertirlos en meros panfletos políticos

Prometemos que no somos unos “haters” de los valores. De hecho, no podríamos creer más en ello. De lo que nos gustaría hablar es de la posibilidad de que el mal uso de los llamados valores acabe creando lo que llamamos “disonancia cultural”. 

¿Qué es la disonancia cultural?

Muy fácil, es la diferencia entre lo que se dice y se hace. Cuánta más diferencia, más disonancia. Pongamos un ejemplo.  

Imagina que creamos una empresa y anunciamos a bombo y platillo que uno de nuestros grandes valores es la innovación. Ponemos pancartas en los pasillos. Subimos stories al Instagram corporativo y hasta ponemos un anuncio en televisión buscando ser reconocidos por la innovación. Como fundadores seguro que estamos contentísimos de ser una empresa innovadora. Eso sí, cuando los empleados se quejan de que no tienen tiempo para proyectos nuevos, les decimos que lo importante es entregar a los clientes. Cuando alguien presenta una idea nueva, se queda olvidada en un cajón “para cuando estemos más tranquilos”. Entonces, esos valores se convierten en pura propaganda.  

Y el problema no es ni siquiera ese, si no que esa diferencia entre lo dicho y lo hecho genera frustración, desmotivación y alienación en casi todos los trabajadores.  

Los verdaderos valores deben ayudarnos no sólo a entender qué comportamientos favorecer y cuáles no en una empresa si no que deben ser guías para tomar decisiones incluso en los momentos más difíciles. No sólo eso si no que te harán tomar decisiones difíciles. Vivir una cultura coherente con los valores en ocasiones “pica”. 

Uno de los casos más sonados: AirBnB.

 A finales de 2013 y principios de 2014, el líder del departamento de justicia de Nueva York le pidió a AirBnB todos los datos de sus “host” en esa ciudad. Como te imaginarás, nadie le dice que no al llamado “NYAG”. Y, efectivamente nadie le dice que no, hasta que llegó AirBNB.  

Uno de los valores de esta empresa es “Be a Host” (se un anfitrión), es decir, cuando la empresa diseña y toma decisiones no sólo lo hace pensando en los clientes que pagan si no en la comunidad de anfitriones que hacen posible el intercambio. Bien, AirBnB decidió llevar sus valores hasta la última de sus consecuencias, negándose a darle la información privada de sus anfitriones al estado de Nueva York. Hoy en día ese momento se recuerda dentro de la empresa no sólo como un momento en el que AirBnB pudo desaparecer si no también uno de máxima coherencia cultural. Este momento ha pasado a formar parte del imaginario de los empleados que notan, creen y trabajan alrededor de un valor que saben que tiene efecto en la forma en la que trabajan y viven la cultura de la empresa. Es decir, no es propaganda si no una declaración en toda regla. 

¿Cómo conseguimos generar esa coherencia cultural?

Lo cierto es que no existe una receta mágica más allá del hecho de que te plantees si lo que haces tiene sentido o no. Desde Netmind preparamos una matriz que usamos en proyectos de diseño de cultura que nos permite reflexionar sobre nuestra capacidad de maximizar esa coherencia cultural.  

tabla de valores

Como ves, dividimos la matriz en valores y propósito de forma horizontal. De forma vertical usamos los 3 elementos que consideramos que forman parte de la cultura:

  • la forma en la que nos relacionamos
  • la forma en la que nos organizamos
  • la forma de nuestro entorno.

Por supuesto, lo primero es tener claros cuáles son tus valores. Y ojo, que en cuanto a la elección de valores también hay trampa. (Si quieres saber más, te dejo aquí este otro artículo).  

Una vez tengas claros los valores y el propósito de la empresa, puedes empezar a rellenar las columnas con los elementos de la forma en la que se relaciona la gente en tu empresa, se organiza o están diseñados los entornos físicos y/o virtuales. Y aquí es donde viene la reflexión, ¿son estos elementos coherentes con tus valores? Si lo son, enhorabuena, has generado una cultura coherente. Si no, hay trabajo por delante. Trabajo de lo más interesante. Pero eso, lo dejamos para otro artículo, entramos de lleno en el diseño de cultura. 

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