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El organigrama que nunca te enseñaron
Maria Anes
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La mayoría de las organizaciones se han desarrollado en torno al paradigma anterior: predice y controla.
Sin embargo, el dinamismo actual de los mercados les exige ser más adaptativas, aprender, reaprender, desaprender, involucrar más, a más partes interesadas.
Transformarse, al fin y al cabo
No es un camino sencillo. Conseguirlo implica algo más que capacitar y cambiar el nombre a ciertos roles, reuniones, o proyectos.
Imagina que un equipo Scrum, por ejemplo, se reúne al final de la iteración con stakeholders y usuarios para acordar próximos pasos, avances y cambios.
Sin embargo, un jefe de mayor rango que opera fuera del equipo termina imponiendo requerimientos que bajo su juicio son más importantes.
¿Cómo sabemos si una organización se ha transformado?
Una de las señales que demuestran que una organización empieza a transformarse de verdad es cuando actualiza cómo se define y se ejerce el poder y la autoridad.
También cuando explicita la manera en que está estructurada y cómo establece quién puede esperar qué y de quien, o quién puede tomar qué decisiones y dentro de qué límites.
En definitiva, el diseño organizativo más tradicional pasa a mejor vida.
Si esto no sucede, emerge una estructura implícita moldeada por las relaciones personales y la política.
Esto no sólo genera resistencia al cambio y crea una cultura disonante que va en detrimento de la estrategia. También da vida al organigrama que nunca te enseñaron.
Una estructura algo más relevante que el organigrama y las descripciones de puestos oficiales, que se convierte en la manera inconsciente en la que se hacen las cosas.
Neutraliza el impacto de la mayoría de las iniciativas que lanzamos y genera desánimo y frustración en quienes apostaban por un cambio significativo.
¿Cómo podríamos influir en la gente de una manera más efectiva?
¿Y si diferenciamos las personas que trabajan en la organización, de las funciones que realizan? ¿Y si los equipos tienen voz y además tienen la oportunidad de hacer algo con ella?
Definamos y documentemos el organigrama que siempre querríamos ver. Con funciones y obligaciones explícitas que nos ayuden a incorporar el aprendizaje y alinearnos con el contexto actual de cambio.
En la mayoría de las ocasiones, tanto la organización como tú, sólo necesita saber con claridad para qué cuentan contigo.
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