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Change Management Week
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Un Agile Coach es una persona que acompaña a personas, equipos y organizaciones a implementar la “agilidad”.
Su misión: ayudar, guiar, proponer y mentorizar a las personas a adoptar la agilidad tanto en su forma de hacer (marcos de trabajo, dinámicas, herramientas) como en su forma de ser (mindset, valores, comportamientos).
El alcance del rol dependerá del que cada organización requiera o defina. Puede ir, desde trabajar a nivel estratégico para implementar la agilidad a nivel empresarial (end to end), hasta trabajar a nivel de equipos y, por lo tanto, tener un alcance más acotado.
Cualquiera sea el caso, la naturaleza del trabajo no cambia, porque de lo que se trata en última instancia es de ayudar a las personas y organizaciones a adaptarse a los cambios rápida y continuamente. Por eso, y en definitiva, un Agile Coach es un Agente de Cambio.
Uno de los modelos competencialesmás difundidos de Agile Coaching, y que seguimos en Netmind, es delAgile Coaching Institute, creado por Lyssa Adkins.
Se trata de un modelo que describe las áreas de actuación y el “saber hacer” que se espera que un Agile Coach posea para desempeñar su rol.
Hace referencia a la experiencia práctica que debe tener un Agile Coach con marcos de trabajo ágiles (Ej. Scrum, Kanban, SAFe, etc), pero también en encarnar y, por lo tanto, reflejar en sus comportamientos, los valores que la agilidad promueve (transparencia, colaboración, apertura al aprendizaje, a los cambios, etc).
La competencia como Formador requiere tener primero profundo conocimiento sobre un tema y luego poder transmitirlo con pedagogía, de manera tal que posibilite el aprendizaje, buscando que las personas internalicen los conceptos y que puedan aplicarlos en su día a día. Comúnmente, la formación que realizará un Agile Coach estará relacionada con temas de agilidad.
La competencia de mentorización consiste en compartir conocimientos, acompañar, tutorizar y aconsejar desde la propia experiencia y conocimiento, y fomentar así el crecimiento personal y profesional de las personas.
La Maestría Técnica hace referencia a la experiencia y conocimiento en aspectos técnicos que específicamente se requieran en el área que se trabaje. Originalmente, se hacía referencia a conocimientos de software, pero hoy en día, la agilidad de ha extendido a todos los ámbitos de la organización.
La Maestría de Negocio implica conocer en profundidad la industria y el negocio que la organización forma parte, con foco en lo que valor e innovación significan para la industria en la que se trabaja.
La Maestría en transformación requiere de experiencia práctica en acompañar y catalizar procesos de cambios, aportando una mirada sistémica. No debemos olvidar que un Agile Coach es un Agente de Cambio.
La competencia de Facilitador se trata de guiar, de manera neutral, a un grupo de personas en la interacción y colaboración para que arriben a soluciones y tomen decisiones.
La competencia de Coach Profesional implica acompañar a las personas en un proceso reflexivo y creativo de aprendizaje donde desarrollan su máximo potencial personal y profesional.
Además de las competencias que este modelo presenta, en mi experiencia como Agile Coach, el rol también nos presenta los siguientes desafíos:
Tomar de nuestra propia medicina: un Agile Coach promueve la mejora continua, la excelencia técnica y el feedback, por lo tanto, también tenemos que adoptar estas prácticas en nuestro propio trabajo. Esto implica tener una mente abierta para aprender continuamente #alwayslearning, reflexionar sobre cómo podemos mejorar y también pedir feedback de cómo lo estamos haciendo… y, aunque suena básico, requiere de valentía y coraje por nuestra parte porque posiblemente, no lo estemos haciendo tan bien como creemos. Personalmente, creo que todos nos vemos en el espejo un poco más guapos de lo que somos…
Saber que estamos siendo observados (y no porque seamos importantes): Como dice Lyssa Adkinks en su libro “Coaching Agile Teams”, They are watching (Ellos están mirando). La gente con la que trabajamos nos observa, por lo tanto, tenemos que ser ejemplo. Ejemplo de lo que predicamos, ejemplo de coherencia entre lo que decimos y hacemos, reflejar con nuestros comportamientos los valores de la agilidad.
No olvidarnos de preguntarnos ”¿Para qué?”: Muchas veces, entramos en la inercia organizacional de la empresa y nos olvidamos de para qué hacemos las cosas o, mejor dicho, de para qué queremos ser “ágiles”. Nos perdemos, sin darnos cuenta, y ponemos el foco intentando implementar modelos, procesos y técnicas (¡lo que sea que toque!), y nos olvidamos de preguntarnos si eso nos va a llevar a donde queremos ir…
Romper el status quo, hacer challenge, influir, es la gasolina que tenemos que echar los Agile Coaches a las personas, para movilizarnos por un camino que no acabará nunca, que es la adaptación continua al cambio.
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