Innovación y Business Analysis. La RAE define innovar como “mudar o alterar algo, introduciendo novedades”. La innovación, desde el punto de vista de una organización o negocio, se refiere por lo tanto no solo a cambiar y a mejorar, sino a ser novedosos, diferentes, diferenciales. Cuando un negocio busca innovar, está buscando diferenciarse de su entorno. La innovación requiere creatividad, pensamiento crítico y también asumir riesgos.
En este post pretendo reflexionar acerca del papel del analista de negocio en los procesos de innovación en las empresas.
Innovación y Business Analysis: Analista como Agente del Cambio
La innovación permite introducir nuevas y mejores soluciones a las necesidades del negocio, y en este contexto el analista debe actuar como agente del cambio en la organización, permitiendo identificar los cambios innovadores necesarios, y asegurando la implantación con éxito de los mismos.
Aunque no se hace referencia explícita a la innovación, la Guía del BABOK v3, como principal referencia en Business Analysis, indica que el analista debe “colaborar con los stakeholders para identificar necesidades de importancia estratégica o táctica”, y buscar la manera como se debe encauzar la necesidad de negocio a través de la definición de una solución que resuelva esta necesidad. Cubre aspectos como pensamiento estratégico, y creatividad para el descubrimiento de posibles soluciones que permitan a la organización crear mayor valor para los interesados.
Abarcando por lo tanto, todo el ciclo de vida desde la idea inicial hasta la consecución de los beneficios esperados para el negocio, tal como se muestra en la figura siguiente.
Podríamos, por lo tanto, en lo que hace referencia a las ideas innovadores, dividir las actividades del analista en el descubrimiento de oportunidades de innovación y el diseño de las mismas.
Descubrimiento de oportunidades de innovación
Respecto al descubrimiento de oportunidades de innovación, el origen de los cambios innovadores proviene de mirar “hacia fuera” e integrar con éxito en nuestro negocio cambios geopolíticos, tendencias de mercado, comportamientos de nuestros clientes, nuevas tecnologías u otros elementos del entorno (los analistas cuando pensamos en innovación tendemos a focalizarnos en los aspectos tecnológicos, aunque como vemos hay otros aspectos a tener en cuenta). Pero también mirar “hacia adentro”, y ser capaz de identificar aquellos cambios necesarios en procesos o en tecnología que permitan obtener mayor valor en nuestros productos o servicios.
Mirando “hacia fuera”, donde mejor puede aportar el analista de negocio es en ayudar al negocio a evaluar, descartar, categorizar, priorizar las mejores ideas, proporcionando un análisis creativo – ayudando a los stakeholders a pensar “out of the box”, sacarlos de su zona de confort. Es decir, no es la función del analista tener las mejores ideas, sino conseguir que surjan y ayudar a que se pongan en práctica. Para ello, conviene desarrollar y practicar competencias clave para el analista como pensamiento creativo, resolución de problemas y facilitación, y dirigirlos a través de técnicas como Design Thinking, Workshops, Focus Groups, Brainstorming, análisis de mercado o benchmarking.
Mirando “hacia dentro”, el analista debe conocer y comprender los procesos de negocio y la manera como se están desarrollando, para ser capaz de proponer mejoras innovadoras. A través de frameworks como LEAN IT, o técnicas como Análisis de procesos (utilizando SIPOC, o Value Stream Maps) Análisis Causa-Raíz (a través de diagramas de Fishbone, por ejemplo), Análisis DAFO (o PESTLE), el analista debe identificar maneras de mejorar los procesos actuales en términos de eficiencia, eficacia e incorporación de tecnología en la simplificación y automatización de procesos.
Innovación y mejora continua
Una vez identificada la necesidad, el analista de negocio participará en la definición de la mejor solución, teniendo en cuenta las capacidades actuales, realizando GAP Analysis, y análisis de riesgos para asegurar que el cambio es deseable para el negocio, viable en el sentido de presentar una buena relación coste- beneficio, y alcanzable, considerando la capacidad actual. La técnica de Business Case, en este sentido, permite a la organización garantizar que solo tiran adelante (en forma de proyecto) los cambios que realmente aportan valor para el negocio.
Finalmente, una vez implementado el cambio, el analista debe colaborar con la organización a evaluar hasta qué punto se ha conseguido la necesidad original, y a partir de esta evaluación, ser capaz de identificar mejoras, y como consecuencia conseguir crear un ciclo de innovación y mejora continua como base para la evolución del negocio.