Leo y observo desde hace tiempo cómo en las organizaciones existe una cierta tendencia a eliminar el título de Analista de Negocio, especialmente en el contexto de entornos ágiles. Me gustaría en este artículo hacer alguna reflexión al respecto.
Según The PMI Guide to Business Analysis, publicada en diciembre, el valor que aporta la función de Análisis de Negocio en las organizaciones es atender las necesidades de negocio, gestionar riesgos y reducir retrabajo, minimizar los defectos de los productos, y conseguir la satisfacción de los interesados (stakeholders).
Casi nada. Cualquier organización, en cualquier sector, consideraría estos valores necesarios e imprescindibles. Y, de hecho, es así: encontramos Analistas de Estrategia, de Portfolio, de Datos, de Sistemas, de Procesos, Técnicos… también Product Owners, Product y Project Managers y miembros de equipos de desarrollo que, al menos en parte, son responsables de realizar Análisis de Negocio.
Y es que la necesidad de un buen análisis de negocio para el éxito de los proyectos e iniciativas de cambio es cada vez más reconocida, pero no recae nunca en manos de una única persona, sino que, especialmente en organizaciones más grandes, se reparte en diferentes roles, algunos de carácter más estratégico, otros más especializados e incluso en roles híbridos donde el análisis de negocio es solo una parte de las funciones del rol.
Y, por lo tanto, ¿existe una única definición de quién es el analista de negocio? ¿Donde empieza y acaba el trabajo de analista de negocio? IIBA y PMI se ponen de acuerdo al definirlo como “cualquier persona que realiza análisis de negocio”. Bien… pero, ¿podemos detallarlo un poco más?
Mi opinión es que un analista no se define por las técnicas o métodos que conoce, sino por sus skills o capacidades personales. Dicho de otro modo, no nos valoran por definir buenos requisitos sino por entregar soluciones ajustadas, adecuadas a resolver las necesidades de negocio. Tenemos que considerar al analista de negocio más como comunicador, como prescriptor, alguien con suficiente capacidad de influencia en todos los ámbitos: negocio, tecnología, con clientes, proveedores, … más que un analista es un Influencer de negocio.
¡La palabra de moda! Según la Wikipedia un influencer es “una persona que cuenta con cierta credibilidad sobre un tema concreto y que, por su presencia e influencia en redes sociales, puede llegar a convertirse en prescriptor de interés para las marcas. Son capaces de marcar tendencia y generar cambios en los hábitos de consumo.” Cambiando algunas pocas palabras (organización por hábitos de consumo) y extendiendo su influencia no solo en redes sociales (que también, tanto corporativas como públicas) sino en cualquier ámbito de comunicación dentro y fuera de la organización, creo que es una muy buena definición de lo que debería ser un analista de negocio.
Creo que ahí está la clave, con independencia del título, para realizar con éxito la función: cierta credibilidad, presencia e influencia, capaces de marcar tendencia… como analistas debemos trabajar en nuestra credibilidad dentro de la organización, con negocio y con equipos técnicos. Debemos mejorar en nuestras habilidades de comunicación, interacción, facilitación, y nuestra capacidad de generar confianza.
Para ello, además, debemos estar siempre atentos a nuevas tendencias, ideas que puedan surgir y podamos canalizar hacia transformaciones reales de nuestra organización. Escuchar, establecer relaciones profesionales de confianza transversales, aprovechar las oportunidades para aprender que nos brinda cada proyecto. El analista, en definitiva, como agente de cambio.