En el ecosistema digital de rápida evolución, cuanto más rápido se pueda pasar de una decisión empresarial ejecutiva al lanzamiento de un producto, mayores serán las posibilidades de éxito. Una de las principales razones que explican la inmensa popularidad de los microservicios es el corto plazo de comercialización.
Mediante la arquitectura de microservicios, las funcionalidades y capacidades empresariales se descomponen en módulos individuales. Se trata de una arquitectura desacoplada que facilita el despliegue continuo de nuevas funcionalidades y la actualización de las existentes en un tiempo de respuesta rápido.
Con los microservicios, es mucho más fácil y de forma natural seguir los principios de DevOps y mantener un ciclo de vida de desarrollo de software (SDLC) ágil.
Cada microservicio tiene su propia base de datos, se comunica con otros microservicios a través de end-points de tipo API REST, y pueden desarrollarse de forma independiente. Al tratarse de entidades pequeñas y tener un acoplamiento débil, son más fáciles de desarrollar y actualizar. Esto significa que los desarrolladores pueden crear rápidamente un microservicio en torno a una capacidad empresarial y ponerlo a disposición de los usuarios para que lo prueben.